Dixon, Mónica

En mi continua búsqueda y preocupación por la luz no busco el detalle, sino las referencias figurativas mínimas para crear sensaciones. En esa búsqueda he ido despojando el espacio pictórico de todo aquello que percibía como anecdótico. Personajes y objetos me importunaban; me distraían de lo que en realidad quería ver: el espacio pintado en sí mismo, la vibración de la luz en la atmósfera, la soledad esencial del escenario. A veces transitamos por lugares que vivimos sin saber qué guardamos de ellos. Transcurre el tiempo y no nos cuenta lo que en ellos ocurre, sino que nos lleva al abrigo de una tímida luz que conversa con nosotros. Porque la realidad que prevalecerá frente a nuestra evanescencia, no son los objetos individuales, ni su configuración particular en el espacio, sino el espacio en sí mismo y la luz que lo revela. El espacio como compartimento que describe la escenografía de la vida. En definitiva, no como mera construcción o vacío, sino como presencia. A través de la manipulación del espacio y la luz intento rastrear la dualidad entre lo que somos y lo que no somos. Escenarios registrados en mi memoria, visualizados desde la necesidad del recuerdo y planteados a partir del concepto del vacío del espacio.Porque somos nosotros, los individuos, los que damos forma a los lugares que habitamos; es el propio cuerpo el que activa el espacio y no la existencia del espacio en sí. Quitando los objetos que dan sentido a nuestra vida, no nos deja otra opción que mirar introspectivamente para llenar los espacios vacíos que parecen percibirse. Es esta búsqueda constante de pertenencia y aceptación la que me motiva y la que intento mostrar en mi obra.
OBRA
Menú