
Azul es un proyecto con el que la galería Guillermina Caicoya sigue apostando por jóvenes valores con los que arriesga y acierta. Morgan Bancon realiza obras con carácter en un momento en el que la banalización de las artes campa a sus anchas, es admirable encontrar artistas que siguen apostando por la pintura, por las técnicas tradicionales y por mostrar a las claras un bagaje teórico y práctico que procede de su profundo conocimiento de los grandes maestros de los Museos. Los referentes artísticos han sido claves en su formación, el flujo de las vanguardias, el surrealismo y la pintura metafísica también están aquí para convertir paisajes y naturalezas muertas en una nueva figuración de apariencia espectral. Hay en sus pinturas un desvanecimiento de lo concreto que nos inquieta atrapándonos; permanece una base orgánica que se ha trasmutado en algo indescriptible e inasible, recordándonos las obras de finales de los cuarenta de Arshile Gorky en su tránsito entre la figuración y la abstracción.
Las obras de pequeño formato contienen el encanto y la frescura del boceto, concentran su belleza en el flujo del grafismo y en la ligereza de la mancha, contraponiéndose al espesor y solidez de las composiciones de mayor tamaño en las que el tiempo parece detenerse, es en estas obras donde muestra su amor por la sencillez de las cosas y su conexión con “lo telúrico”, acercándose a presupuestos plásticos de artistas de gran arraigo aquí como Alberto un creador especial, diferente, ambos son capaces de captar un instante y retenerlo en un sobrio modelado, de transformar lo cotidiano en una experiencia única, de vivir profundamente la naturaleza hasta el punto de hacernos sentir su aroma.
Santiago Martínez para LaEscena